Serra hizo anoche esta reflexión, durante su intervención en la reunión de la Comisión Trilateral, que este fin de semana se celebra en Barcelona.

A su juicio, el problema fundamental de la sociedad española es la alta tasa de paro y la falta de capacidad para generar empleo, que se producen como consecuencia de una serie de problemas etructurales y de la recesión internacional.

La baja competitividad de la economía española, la persistencia de un elevado déficit público y la rigidez del mercado laboral fueron otros de los desequilibrios económicos mencionados por el vicepresidente del Ejecutivo.

Tras realizar este diagnóstico, Serra enunció las principales medidas económicas adoptadas por el Gobierno: utilizar las devaluaciones como mecanismo de ajuste inmediato, la disminución "sostenida y duradera" de los tipos de interés, e control del déficit público, la reducción de impuestos para las empresas de nueva creación y las reformas estructurales orientadas hacia una economía más competitiva y estable.

Serra expresó su confianza en que España supere los retos que tiene planteados en la actualidad y pueda formar parte del grupo de países europeos que, junto con Estados Unidos y Japón, "serán la base del nuevo orden mundial que se está fraguando".

DOBLE SATISFACCION

En su alocución ante los participantes en la Asamblea nual de la Sección Europea de la Comisión Trilateral, el vicepresidente del Gobierno puso de relieve que la decisión adoptada recientemente por el Tribunal Constitucional Alemán ha sido motivo de una doble satisfacción.

De un lado, porque permitirá la entrada en vigor del Tratado de Maastricht sobre la Unión Europea y, desde el punto de vista político, porque puede despejar las incertidumbres que han pesado sobre el escenario político y económico en los últimos veinte meses.

El conferenciante subayó que en el mundo de hoy la crisis y el desempleo únicamente serán resueltas con más unión y más integración, al tiempo que señaló que la clave se encuentra en la consolidación de la Comunidad Europea.

Serra reconoció que en los dos últimos años las dificultades políticas vividas por algunos países europeos, los obstáculos a la ratificación del Tratado de Maastricht y la crisis económica han fomentado un clima de "europesimismo".

No obstante, dejó claro que para el Gobierno español el Tratado d la Unión, con sus aciertos e imperfecciones, y el camino diseñado en Maastricht son coherentes con el interés nacional español.