Zubiri, que coronó las tres cimas junto al fisioterapeuta Javier Sáinz de Murieta, también ciego, quiso demstrar que las personas invidentes están perfectamente capacitadas para alcanzar retos impensables para mucha gente, como realizar alpinismo a muchos metros de altura, y la música es otra forma de difundir esas vivencias.

Según explica en la canción, la ascensión supuso para el cantante una catarsis, con la que descubrió en su interior una luz que iluminó la noche oscura en la que vivía.

"A seis mil metros de altura, donde el aire se congela, lloré como un niño y derramé blancas lágrimas de hielo" rememora la letra de la canción de Zubiri, que ha señalado en varias ocasiones que "los ciegos podemos hacer montañismo, con las limitaciones que tiene cada uno".

Zubiri explicó que la técnica del montañismo de ciegos que él y sus compañeros usan es "lo más pura posible", es decir, "lo más parecido a lo que pueda hacer cualquier alpinista normal". Así la única adaptación que necesitan es que los guías que van delante de ellos "lleven unos cascabeles en sus botas, y a través del oído les seguíamos". Zubiri valoró las tres expediciones que han realizado bajo patrocinio de la ONCE y recordó como la más difícil la primera, el Aconcagua, para la que necesitaron una gran preparación física. De las otras dos, las de estes mes, destacó el Montblanc como la más complicada técnicamente (los cuatro montañeros iban encordados en todo momento para prevenir accidentes) y el Kilimanjaro como la más exótica.

En cuanto a los planes de futuro, Serafín Zubiri aseguró que continuará haciendo montañismo, pero quepiensa centrarse en la música, en su nuevo disco y que no volverá a hacer una expedición de estas características hasta dentro de dos o tres años. "Y el Everest seguro que no va a ser el próximo objetivo", concluyó.