Según el tribunal que los ha juzgado, los hermanos Izquierdo "no son enfermos mentales y su inteligencia está dentro de lo normal, hecho que ha quedado corroborado por la circunstancias de que eran capaces de manejar un rebaño de ovejas de unas mil cabezas. También tenían fincas arrendadas consiguiendo, a pesar de la crisis por la que atraviesa el campo, poseer una cartilla de ahorrros con unos diezmillones de pesetas".

Cada uno de los hermanos ha sido condenado a 26 años, 8 meses y un día por cada uno de los asesinatos consumados y a 17 años, cuatro meses y un día por asesinato frustrado. Se contempla la eximente incompleta de enajenación mental y se les condena también a casi 300 millones de pesetas de indemnización. Los condenados podran presentar recurso de casación.

La sentencia considera que los hermanos Izquierdo actuaron con venganza y premeditación. Inicialmente, su acción iba diriida contra la familia Cabanillas, con la que mantenían un contencioso desde hace 30 años, pero el fuego cruzado de las escopetas acabó con la vida de otras seis personas y resultaron heridas otras siete.