SEIS POLICIAS CONDENADOS POR TORTURAR A UNOS MUSICOS AMBULANTES, TRES DE ELLOS MENORES DE EDAD, EN MADRID

- Los agentes obligaron a uno de los detenidos a recoger sus excrementos con la mano

MADRID
SERVIMEDIA

Seis agentes del Cuerpo Nacional de Policía (CNP) de la Comisaría Centro de Madrid han sido condenados por el Tribunal Supremo a penas máximas de siete años de inhabilitación y uatro meses de arresto mayor por detención ilegal y torturas a una familia de músicos ambulantes, tres de ellos menores de edad.

La sentencia de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo relata que, en enero de 1990, la familia Yóbano Kortiche, compuesta por un varón de 45 años, una mujer de 37, una joven de 17 y tres menores, de 15, 14 y 11 años, que tocaba en la zona de la Puerta del Sol, mantuvo una discusión con tres empleados de la limpieza del Ayuntamiento de Madrid.

Tras este percance, y si que haya constancia de que ninguno de los miembros de la familia insultase o agrediese a los limpiadores, dos agentes del CNP que no habían presenciado los hechos detuvieron a los seis miembros de la familia y les introdujeron en un vehículo policial.

En el vehículo se introdujo también otro ciudadano que, sin conocer a las personas detenidas, se mostró en desacuerdo con la forma en que habían sido tratadas y no quiso dejarlas solas.

Una vez en la Comisaría Centro, los policías metieron a los vaones en un calabozo, donde los funcionarios dejaban a los detenidos antes de realizar las diligencias policiales correspondientes, y llevaron a las mujeres a otras dependencias, donde poco después trasladaron al niño de 11 años. Al hombre que había ido con ellos voluntariamente le dejaron apartado de todos los demás.

INSULTOS Y AGRESIONES

Dos de los agentes que habían acompañado a los otros en la detención acudieron al calabozo porque uno de ellos había perdido su reloj de pulsera y quería comprobarsi se lo habían quitado los detenidos. Con esta excusa, sacaron del calabozo al varón de 45 años y le llevaron a un rincón cercano, donde le insultaron, le exigieron el reloj y le desnudaron por completo.

Uno de los policías le puso la pistola en la cabeza, lo que provocó que el hombre, según la sentencia, "se descomponga de miedo y defeque, mientras le golpean reiteradamente produciéndole, al menos, contusión, erosión y hematoma". Posteriormente le obligaron a recoger con sus manos los excrementos. Los agentes también sacaron del calabozo a los tres menores, a los que desnudaron íntegramente y amedrentaron. "Además", continúa la sentencia, "golpearon reiteradamente al joven de 15 años, a quien le producen una erosión en el pie y una contusión en el costado izquierdo". Las lesiones tardaron diez días en curar.

El Supremo añade que el testigo de la detención que acompañó a los detenidos a la comisaría, "cuya conducta solidaria con personas a quienes no conocía le honra y es merecedora de todo rspeto", dio cuenta de los "gritos de dolor y angustia" de los detenidos.

Estos hechos fueron presenciados por otro agente que prestaba el servicio de seguridad en la comisaría, quien "no hizo absolutamente nada para impedir la actuación", aunque se encargó de contar a otros policías que sus compañeros "habían dado una paliza a los detenidos".

OCULTACION AL JUEZ

El percance llegó así a los oídos del jefe del servicio y responsable máximo de la comisaría en ese momento, quien "para esconder las aresiones y las circunstancias que las rodearon y evitar que trascendieran a las autoridades judiciales y pudiesen ser investigadas por éstas (...), decidió dejar en libertad a los músicos detenidos".

Por estos hechos, el Alto Tribunal condena a tres policías por seis delitos de detención ilegal a un año de suspensión e indemnización de 200.000 pesetas a cada uno de los detenidos.

Asimismo, impone a otros dos agentes cuatro meses de arresto mayor y siete años de inhabilitación especial por tortura, 60 días de arresto mayor y 150.000 pesetas por lesiones a dos de los inmigrantes, así como otros dos millones de pesetas por daños morales a tres miembros de la familia detenida.

También condena a dos meses de arresto mayor y seis años de inhabilitación, como autor del delito de torturas, al agente que presenció los hechos y no hizo nada por evitarlos, e impone dos años de inhabilitación especial por un delito de prevaricación al jefe del servicio, con lo que le rebaja en cinco años la condena impueta anteriormente por la Audiencia Provincial de Madrid.

(SERVIMEDIA)
27 Mayo 2001
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