La sentencia relata que el condenado se despertó al oír ruidos en la parte de abajo de su vivienda, donde tenía su negocio, y bajó para ver qué ocurría. Al comprobar que cuatro individuos habían forzado la persiana de acceso al establecimiento y uno de ellos intentaba entrar, cogió una escopeta y le disparó, alcanzándole en el brazo.

Ls presuntos ladrones huyeron, y a las siete de la mañana llevaron al herido al hospital de Requena (Valencia), donde le extirparon una masa de perdigones con restos de cartuho y ropa. Permaneció ingresado durante 15 días, y como consecuencia de los disparos le quedó una cicatriz irregular, aunque no padece ningún problema funcional.

La Audiencia Provincial de Valencia condenó al agresor a seis meses de prisión y a indemnizar a su víctima con 55.000 pesetas, por un delito de lesiones con la atenuante d legítima defensa.

El condenado presentó un recurso por considerar que debía aplicársele la eximente de miedo insuperable y la eximente completa de legítima defensa, extremo que no acepta el Supremo, al considerar que para ello la agresión debería haber sido proporcional a la amenaza de los ladrones, es decir, el daño causado ha de ser igual al daño que se pretende evitar.

En este sentido, el Alto Tribunal resalta que no hay constancia de que los ladrones llevaran armas de ningún tipo, "y pudiero ser disuadidos de llevar a cabo sus propósitos con un simple disparo al aire". En cambio, el condenado disparó a la víctima en el brazo voluntariamente, y "no podía ignorar el riesgo que (el disparo) implicaba para los individuos que intentaban introducirse en su casa".

De esta forma, el Tribunal Supremo da la razón a la Audiencia Provincial de Valencia, y ratifica la sentencia que enviaba al condenado a la cárcel.