El 64,1% de los ciudadanos asegura que apaga los electrodomésticos de su casa cuando no los usa utilizando el interruptor; el 51,2% llena la lavadora con un programa corto y en frío, y el 42,1 utiliza bombillas de bajo consumo.

A la pregunta de si estaría dispuesto a modificar sus hábitos de consumo o estilo de vida para adaptarse al proceso de cambio climático, el 47,6% contesta que "sí, con toda seguridad" y el 40,0% que "probablemente sí".

Ocho de cada diez ciudadanos (79,4%) afirman que la escasez de energía puede ser uno de los problemas más importantes que tendrán que afrontar en el futuro los países occidentales, y un porcentaje similar manifiesta que sigue con mucho o bastante interés las noticias relacionadas con el problema medioambiental.

Respecto a las fuentes de energía que deberían usarse menos, los encuestados mencionan en primer lugar la nuclear, seguida del petróleo y el carbón.

Al mismo tiempo, el 59,1% indica que las energías alternativas (solar, eólica, biomasa) son eficaces y baratas y y el 45,1% cree que esas energías no pueden suministrar toda la energía que se necesita en un país.