Setién mostró su solidaridad para con la familia y allegados del industrial secuestrado por ETA y "reprobó y condenó sin vacilación" el hecho.

En este sentido, calificó de inaceptable "cualquier intento de justificar esta acción y otras semejantes, a partr de ciertos planteamientos políticos", destacando especialmente el contexto preelectoral en que la sociedad se encuentra inmersa.

Consideró que caminos como el secuestro son "totalmente inadmisibles" para "un pueblo que tenga un mínimo sentido de lo que son los derechos de la personas, de la sociedad, porque esos no son caminos para conseguir nada".

El prelado donostiarra, que exigió la inmediata liberación de José María Aldaya, aseguró que al conocer la noticia de la desaparición del industrialsintió una "gran pena y gran amargura".

A juicio del obispo de San Sebastián, cada vez que suceden hechos como estos, la sociedad vasca da un paso atrás en su deseo por conseguir la paz.