"Tenemos que seguir dejando muy claro que ETA sólo secuestra, extoriona y asesina en su propio nombre, porque la mayoría del pueblo que dice defender no sólo le da la espalda, sino que aborrece sus métodos inhumanos", asegura la organización pacifista.

La Coordinadora de Gesto por la Paz, en un comunicado de condena, afirma que "el secuestro de Miguel Angel Blanco Garrido supone una demostración rotunda de que la única capacidad de expresión de ETA es el terror. Un terror que, además, necesita reafirmarse en la exhibición de una violencia a la que va añadiendo, cada ez, más elementos de crueldad y truculencia".

"Desde Gesto por la Paz", continúa el comunicado, "nos parece que este secustro no es sino una muestra más del terror gratuito que acostumbra a ejercer la banda terrorista. En este sentido, a ETA no le importa el tortuoso sufrimiento que va a ejercer sobre Miguel Angel, sobre todos sus allegados y sobre toda la sociedad con tal de llevar a cabo un golpe de efecto que, en realidad, tampoco tiene nada que ver con la situación de los presos".

"De hecho",añade, "ETA se ha convertido, más bien, en un lastre para los avances en la mejora de sus condiciones, porque acciones así son las que cierran la puerta, definitivamente, a las mejoras que dicen pretender, mucho más cuando la reivindicación de los Derechos Humanos de los presos es asumida ampliamente por la sociedad vasca. Así pues, éste no es tan sólo el secuestro de una persona, sino el intento de secuestrar la voluntad y, por tanto, la posibilidad de lograr y avanzar democráticamente en las reivindicacines de los presos".

En opinión de Gesto por la Paz, "a ETA sólo le interesan los presos para convertirlos en un instrumento que les sirva como otra excusa que les permita seguir ejerciendo el terror, porque el camino de deshumanización de los terroristas les acaba engullendo, siempre, a ellos mismos".

"Creemos que ETA también ha querido, con este secuestro, vengarse por la alegría que produjo, en la mayoría de las personas, la libertad recuperada de José Antonio Ortega lara y Cosme Delclaux. Peroya sabíamos que aquella alegría que disfrutábamos no tenía paralelismo en la que podríamos disfrutar como ciudadanos y ciudadanas, si ETA dejara de ejercer el terror".