Entre las actividades de este sector se encuentran, en administración y organización interna, por ejemplo, las consultorías y auditorías; en información y comunicación los servicios informáticos; en ventas y mercados, la publicidad, y en funciones operativas, la seguridad y la limpieza.

De acuerdo con los últimos datos comparables de Eurostat, referidos a 1992, el sector de servicios a las empresas ocupaba ese año al 13% de los trabajadores de la UE, peso similar al que representaban, en conjunto, la banca y los seguros, el transporte, las comunicaciones y la hostelería.

Los datos correspondientes al valor añadido son todavía más llamativos, ya que la alta prouctividad del sector lo sitúa en un 22% del valor añadido generado, por encima de los porcentajes del comercio (13%) y los servicios no comerciales (15%), y cercano al 33% producido por todas las industrias manufactureras.

Estos servicios, cuya finalidad es mejorar la competitividad de las empresas, han registrado un crecimiento ininterrumpido en los últimos veinticinco años y, sobre todo, en la década de los ochenta, según se desprende de los datos de Eurostat.

Aunque a un ritmo menor, la presene década también está conociendo una notoria consolidación de las actividades de servicios a las empresas en toda Europa.