Lo hizo en un comunicado en el que explicó que la campaña se articula en torno a una película de tres minutos de duración, cuyo guion se ha construido con las historias recopiladas por sus equipos en algunos de los 120 países en los que trabaja la organización.

Ana Milán arguyó que la colaboración en la campaña le ha permitido comprender que para “millones de niños y niñas, sobrevivir es perder su hogar y enfrentarse a un camino plagado de peligros”, máxime cuando uno de cada seis chavales en el mundo crece en un lugar en guerra.

En 2021 se produjeron alrededor de 24.000 ataques graves contra niños en zonas de conflicto, una media de 65 diarios, como Lydia, natural de la República Democrática del Congo, cuya madre desapareció un buen día, y en cuya búsqueda fue violada por dos hombres pertenecientes a un grupo armado. La chica huyó y acabó en un centro de acogida en Uganda, donde descubrió que estaba embarazada.

Como Lydia, 40 millones de menores han huido de sus hogares, una cifra que permitió atestiguar al director de Save the Children en España, Andrés Conde, que “nunca como ahora ha habido tantas personas desplazadas por las guerras y la persecución”.

Tres cuartas partes de los chavales que llegaron a Europa en 2021 lo hicieron sin familia ni nadie que los cuidara, ya que huyeron porque sus padres murieron durante un bombardeo o los perdieron en el caos posterior, o simplemente les enviaron a buscar una vida mejor, porque no tenían otra opción.

Por su parte, la vida sigue siendo difícil para los menores que se convierten en refugiados, como lo evidencia que las tiendas temporales se convierten a menudo en alojamientos permanentes que se exponen a incendios, como el que tuvo lugar en marzo en Bangladesh, que provocó que mil chavales perdieran su techo.

Toda la recaudación de la campaña se destinará a sufragar el trabajo que Save the Children desempeña en favor de la infancia.