Este desentendimiento del mandato imperativo de la dirección podría haber llevado a los diputados renovadores del Conreso a votar abstención en la investidura de Felipe González, en contra del "no" que ha acordado la Presidencia Federal de IU.

Sartorius defendió esta iniciativa en la reunión que mantuvo el pasado miércoles con los dirigentes de Nueva Izquierda Pablo Castellano, Cristina Almeida, Diego López Garrido y Alonso Puerta.

Según informó hoy uno de los asistentes a la reunión, Sartorius presentó un documento con tres "medidas de presión" para forzar al sector mayoritario a que acepte compartir la gobernbilidad diaria de la federación con los dirigentes de la Ejecutiva encuadrados en el sector renovador.

Además de no respetar la disciplina de partido, el documento proponía la celebración de una convención de Nueva Izquierda este mismo mes de julio -en lugar de septiembre, como finalmente se acordó-, en la que se decidiría la conversión de la corriente en un partido político.

La propuesta del dirigente renovador también incluía la iniciativa que finalmente prosperó de no asistir a los órganos de irección de IU en tanto el sector mayoritario no acepte alguna fórmula que permita la co-gobernabilidad de IU.

Los críticos tomaron esta decisión de ausentarse de los órganos directivos después de que el "aparato" de IU vetara a Nicolás Sartorius como miembro de la delegación que iba a entrevistarse con Felipe González.

Las propuestas más "duras" del ex portavoz parlamentario, como la de desvincularse de la disciplina impuesta por la dirección, no fraguaron por la reticencia de algunos dirigentescomo Alonso Puerta, que consideran que los renovadores no deben pasar a la confrontación abierta con el "aparato" que controla Julio Anguita y que apuestan por la continuidad de Nueva Izquierda como corriente.

La división en el seno de Nueva Izquierda es palpable en cuanto a la estrategia de confrontación a seguir frente a la mayoría. Los más "duros", como Sartorius o el diputado por Cádiz Jerónimo Andreu, postulan una "pugna abierta" con los oficialistas aunque ésta desemboque en la ruptura. Frente aellos están muchos responsables regionales, que sostienen que la conversión de Nueva Izquierda en partido sería improductiva para los renovadores y sólo llevaría a desgarrones de mayor calado en el seno de la federación.