Bonomi, que presentó los resultados de la empresa papelera en 1992 y el avance para 1993, señaló que la suspensión de pagos de Torras impidió a su empresa recuperar 4.600 millonesde pesetas que debía haber liquidado en 1992, como consecuencia de la venta de sus negocios de papel a KIO, y de la que están pendientes de cobro un total de 8.647 millones de pesetas.

Al perjuicio causado a Sarrió por el incumplimiento de los pagos debe sumarse, según su máximo responsable, la reducción del valor de las participaciones de la empresa papelera en Ebro Agrícolas (4,9 por cien) y Prima Inmobiliaria (6,6), como forma de pago en especie, de parte de la operación. Sólo en el caso de Ebro, l valoración contable del "paquete" ha pasado de 3.300 millones en 1992 a 2.700 en la actualidad.

El presidente de Sarrió señaló que su intención es vender esas participaciones porque no tienen nada que ver con la actividad industrial de su grupo, aunque dijo que es prematuro hablar de operaciones concretas en tanto no se aclare la situación legal de ambas empresas.

Sarrió generó un "cash flow" durante 1992 de 4.468 millones de pesetas, aunque los beneficios se redujeron a 105 millones a causa de as fuertes inversiones realizadas en 1992, unos 5.000 millones de pesetas, y la minusvaloración de las participaciones que posee en las empresas del grupo Torras.

La facturación del grupo el año pasado (39.783 millones) fue un 10,4 por cien superior a la de 1991, y las previsiones para este ejercicio es que crezca hasta los 46.000 millones.

También para este año, Sarrió espera invertir 2.500 millones de pesetas en mejoras del aparato productivo de las fábricas del Prat de Llobregat (Barcelona), Snta Justina (Italia) y la recién adquirida fábrica de Eslovenia (antigua Yugoslavia) por importe de 4.624 millones de pesetas, aunque esperan realizar sucesivas ampliaciones de capital hasta llegar a los 8.000 millones.

Además, Sarrió cuenta con un proyecto de inversión de 4.000 millones de pesetas más para la fábrica barcelonesa, en donde tiene previsto realizar una plata de cogeneración de electricidad que le permita usar energía más barata, y cuya financiación se hará con cargo a endeudamiento con a participación de la empresa eléctrica Fecsa, la propia papelera y el Instituto de Energía de Cataluña (ICAEM).