"Conocemos desde hace tiempo los beneficios del pescado oleaginoso en la lucha contra las cardiopatías, pero vemos que es tan vital como un alimento del cerebro", inicó el profesor Michael Crawford, director del Instituto de Química Cerebral y Nutrición Humana en la Universidad del Norte de Londres.

El estudio muestra que una quinta parte de los británicos no consume pescado oleaginoso, nivel que se eleva hasta a un tercio entre los jóvenes de entre 15 a 24 años. En general, la mayoría de las personas consume la mitad de lo que se comía habitualmente hace unos 50 años.

El profesor Crawford considera que el mundo está sufriendo una epidemia de depresión y quepodría ser por falta de pescados grasos en la dieta, ya que especies como las sardinas, truchas, atunes o salmones contienen ácidos grasos Omega-3, que son vitales para la salud de nuestro cerebro y nuestro sistema nervioso.

Un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) del año pasado identificó la depresión como la primera causa de incapacidad en Estados Unidos y la tercera en Europa.