SANFERMINES. EL PELIGROSO ENCIERRO DE LOS GUARDIOLAS NO OCASIONO HERIDOS DE GRAVEDAD

PAMPLONA
SERVIMEDIA

El segundo encierro de los Sanfermines 1996, protagonizado por los astdos de Guardiola-Fantoni, no ha ocasionado herido alguno de gravedad y sí algún contusionado sin demasiada importancia, pese al gran peligro que supuso una manada separada y un toro que prácticamente hizo todo el recorrido en solitario.

El encierro, que sobrepasó los 5 minutos, tuvo como notas más características un suelo mojado, después de horas de lluvia intensa en la capital navarra, y el astado que quedó rezagado durante la carrera, que se cayó en numerosas ocasiones y derrotó de forma continuada,sin provocar heridos.

Durante los primeros metros, la manada corrió más o menos agrupada por el centro de la cuesta de Santo Domingo, por detrás de no demasiados corredores. Poco después, los toros comenzaron a separarse y continuaron la marcha alineados.

En la Plaza del Ayuntamiento, uno de los guardiolas se separó de sus hermanos al caer sobre el asfalto. Este toro caería de nuevo en la curva de Mercaderes y ya realizaría el resto de recorrido en solitario. A lo largo de la Estafeta, sobre todoen su parte final, volvió a dar con su cuerpo en el suelo en varias ocasiones y tuvo muchos problemas para levantarse.

Los pastores del encierro tuvieron incluso que tirarle de la cola y tocarle un cuerno para hacer que se levantara. La manada, dividida y a ritmo lento, cruzó la Estafeta.

Los primeros astados entraron en la Plaza de Toros y provocaron varios sustos. Uno de ellos se giró sobre sus pasos e intento salir a la calle, pero finalmente se quedó encerrado en el callejón de la plaza, junt a un corredor que logró salir sin problemas. El toro fue conducido a los corrales tras el susto.

Por otro lado, los heridos del encierro de ayer evolucionan favorablemente. El sudafricano Robert Thwiwell, que fue corneado en la zona anal, permanece en estado grave, al igual que el pamplonés Mikel Iriarte, hospitalizado con traumatismo craneoencefálico.

Tras un día de San Fermín de intensa lluvia y una noche en la que el agua no ha dejado de caer en Pamplona, el sol ha vuelto a la ciudad. Nubes yclaros se alternan en el cielo pamplonés, a la espera de que el calor regrese.

(SERVIMEDIA)
08 Jul 1996
C