Según el parte médico facilitado por el Hospital de Navarra, el asta del toro le produjo al mozo la rotura completa de la aorta y lesiones en hígado y riñones. A las nueve menos diez de la mañaa fallecía por parada respiratoria y hemorragia masiva.

La víctima fue corneada en la primera parte del recorrido, en la plaza del Ayuntamiento, por un toro de Torrestrella, ganadería con fama de peligrosa en estos encierros. El joven, que logró levantarse por su propio pie, perdió el conocimiento poco después junto al vallado del recorrido.

Las últimas muertes en los encierros de Pamplona tuvieron lugar el 13 de julio de 1980, cuando un toro de la ganadería de Salvador Guardiola empitonó y matódos mozos. Uno de los dos fallecidos en 1980 fue cogido también en la plaza Consistorial, mientras que el otro perdió la vida en la misma plaza de toros.