El encierro duró algo más de cuatro minutos y los astados, siguiendo la tradición de esta ganadería en Pamlona, realizaron la carrera separados entre si, con algún tropezón y caidas, sobre todo en el último tramo de la calle Estafeta.

En este punto, uno de los astados quedó tirado en el suelo por varios segundos, sin que los corredores pudieran lograr que volviera a levantarse. Finalmente, los pastores -que van detrás de los toros azuzándoles con unas varas- consiguieron que el rezagado emprendiera la marcha hacia los corrales de la plaza.

Los sepúlvedas protagonizaron momentos de tensión, sobre todoen la cerrada curva de la calle Mercaderes, donde un morlaco enganchó por la ropa a un corredor y se lo llevó hasta la pared. Tras chocar ambos contra la misma, el joven quedó tendido en el suelo mientras el resto de la manada pasaba a su lado.

Pese a la vistosidad del encuentro, el afortunado corredor no sufrió heridas de importancia.

Los servicios hospitalarios de Pamplona han anunciado hoy que todos los heridos durante los pasados encierrros evolucionan favorablemente.