"Este tipo de eventos no son más que sucedáneos y, en el fondo, enemigos de la cutura, porque la gente que viene a ellos pierde un tiempo precioso que podría emplear en escuchar una sinfonía o visitar un museo", dijo Sánchez Dragó.

"Para venir aquí han empleado ustedes media hora; nuestras intervenciones durarán otra hora y media; dedicarán media hora a beber y tomar canapés, y media hora más en volver a casa. En esas tres horas, un lector avezado puede leer de 250 a 300 páginas, que es la extensión de muchos libros excelentes", añadió.

Antes que él tomaron la palabra Jesús Tblate, director de la revista; Isidro Juan Palacios, director de "Mas allá"; el filósofo Carlos Villarrubia y el propio Ernesto Koplowitz, que se refirieron a la misión de "Naturaleza y abstracción" como punto de convergencia de la ciencia, la filosofía y el arte.

Isidro Palacios se refirió durante su turno de palabra a la situación de estancamiento en que se encuentra la ciencia actual y agregó que los físicos de principio de siglo reconocieron que los avances de la técnica debían dejarse a los místios y no a los científicos.

UNA ERA POSITIVA

Por su parte, Carlos Villarrubia afirmó que "estamos en el principio de una era positiva, en la que la persona se acopla con la naturaleza que le rodea, que últimamente se estaba defendiendo de las agresiones del hombre".

Sanchez Dragó comenzó su intervención evocando una conferencia pronunciada por Salvador Dalí cuando era joven, en la que dijo "seré tan breve que ya he terminado", aunque luego se explayó en los motivos que le impulsan a renunciar a ablar en público.

Explicó que su propósito al acudir al acto era el de figurar como un convidado de piedra, "porque yo he hablado en exceso durante los últimos quince años y estoy absolutamente harto: no tengo nada más que decir a nadie. Pero es que aquí todo el mundo se ha puesto a hablar en exceso".

"OLLA DE GRILLOS"

"Desde que llegó la democracia", dijo a continuación, "que no es más que el caballo de Troya del 'american way of life', España es una olla de grillos, donde nadie se detiene un omento a pensar y se ha convertido en un país demente que necesita una cura de silencio".

También arremetió contra el exceso de información que, en su opinión, es un arma del sistema para evitar que la gente piense, "porque mientras tratamos de absorber el caudal de noticias que dan los medios, ni reflexionamos, ni conversamos, ni viajamos (no confundir con el turismo), ni disfrutamos del arte, que son los principales cauces de la cultura".

"No me interesa lo que dice la ciencia", dijo Sánchez Drgó, "que siempre se ha comido sus propios postulados y cada cierto tiempo reconoce que todos sus presupuestos eran falsos, que se había equivocado y que todo lo que habían dado como indiscutible es mentira".