En una conferencia pronunciada en el Club Siglo XXI y que llevaba por título "Nacionalidades, regiones y comunidades", Rubio Llorente desarrolló el planteamiento que realizó la semana pasada respecto la idea de comunidad nacional, que le llevó primero a exponerla en el Fórum Europa y a calificarla posteriormente de "inadecuada".

Con el fin de superar las dudas generadas por su intervención, el presidente del Consejo de Estado planteó hoy que su propuesta es que el artículo dos de la Carta Magna haga referencia a que "la Constitución (el Estado) se fundamenta en la indivisible unidad de la Nación española, de la que forman parte inseparable y diferenciada las comunidades nacionales de lengua vasca, catalana y gallega".

Rubio Llorente explicó que esta acepción tendría un carácter cultural y no territorial, lo que "hace imposible atribuir a ninguna de ellas un territorio determinado" y que esta definición se sitúe al mismo nivel del de nación española.

Indicó que por esto habló la semana pasada de que la comunidad nacional de lengua vasca se encuentra "dispersa" a los dos lados de la frontera hispano-francesa y, dentro de España, entre diversas comunidades autónomas. "Nunca he dicho", añadió, "que la Comunidad Autónoma del País Vasco tenga o pueda tener otras fronteras que las que hoy tiene, ni que la de Cataluña pueda o deba extenderse más allá de las cuatro provincias que hoy incluye".

FORMULA USADA EN EUROPA

El responsable del Consejo de Estado hizo estas consideraciones tras referirse a que, a su juicio, nos encontramos ante "el final de una época en la construcción del Estado de las autonomías" y que laidea de comunidad nacional puede servir para mejorar el modelo.

A este respecto, Rubio Llorente señala que recurrió al concepto de comunidad nacional al analizar el planteamiento del Gobierno respecto a la inclusión específica de las autonomías en la Carta Magna y a la superación de la distinción entre nacionalidades y regiones.

En este sentido, explicó que el concepto de comunidad nacional es utilizado en algunas constituciones de la Europa del Este y su significado fue "prácticamente el mismo" que el de nacionalidades durante los debates que llevaron a la aprobación de la Constitución de 1978.

Incorporar esta nueva acepción tendría la ventaja, añadió, de no ser susceptible de sufrir un "uso tan generoso" como el que se ha hecho del término nacionalidad.

Por otra parte, Rubio Llorente hizo alusión a las reformas estatutarias y planteó que las mismas se hagan con el mismo apoyo que el demandado para las reformas constitucionales, para las que se requieren tres quintos del Congreso y del Senado.

"Por fortuna", dijo a este respecto, "en este caso parece que mi opinión coincide con la de los dos grandes partidos y tiene por eso alguna probabilidad de verse realizada en la práctica".