Así lo manifestó a Servimedia Jorge González, el sacerdote promotor de la idea, que acompañó esta tarde al cardenal obispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, en el acto de la colocación de la primera piedra del templo, al que asistió también la secretaria de Organización de la Confederación Coordinadora Estatal de Minusválidos Físicos (Cocemfe), Roser Romero.

Arropado por el párroco de la iglesia y por un buen número de fieles, Rouco Varela enterró en el solar que albergará el nuevo templo una urna con monedas, las portadas de cuatro periódicos de hoy y el acta fundacional de la iglesia, en el marco de un acto religioso que contó con la participación de varios feligreses de la zona.

El párroco declaró que el objetivo de construir una iglesia "sin barreras" es "ir más lejos" de lo que establece la normativa en cuanto a accesibilidad de los edificios públicos para permitir, por ejemplo, que "un niño en silla de ruedas pueda ser monaguillo o que una persona ciega o deficiente visual sea capaz de manejarse sola" por el templo.

En este sentido, explicó, no se trata sólo de que alguien en silla de ruedas o con problemas de visión pueda entrar a la iglesia a escuchar misa, sino de que tenga la posibilidad además de moverse y manejarse por el interior del templo con cierta autonomía.

El sacerdote, que ahora celebra misa en una nave adaptada para tal efecto, se ha propuesto que a su nuevo templo, que podría estar listo para la Navidad de 2009, acudan también feligreses con problemas de audición, para lo que quiere instalar una megafonía especial.

Según este párroco, la iglesia, que se llamará Beata María Ana Mogas, será la primera de Madrid a la que podrán asistir de forma autónoma las personas con discapacidad, ya que contará con rampas, distintos tipos de texturas en el suelo para que puedan detectarlas las personas ciegas y con un sistema de megafonía especial para los feligreses con problemas de audición.

La parroquia se ubicará en una zona de 2.500 metros cuadrados y dará cabida a unas 500 personas, indicó a los medios de comunicación Carlos Blanco, uno de sus arquitectos, quien afirmó también que el proyecto cuenta con un presupuesto de unos cuatro millones de euros.

Para su puesta en marcha, el párroco quiere contar con la colaboración de las personas con discapacidad y por eso se ha puesto en contacto con el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (Cermi) y con la Fundación ONCE.