El rotativo neoyorquino señala, citando fuentes de bufetes de abogados de familia, que muchos multimillonarios tiemblan en estos momentos ante la eventualidad de que sus mujeres les pidan el divorcio ante la caída de ingresos.

Uno de los clientes del bufete le confesó a su abogado que había ocultado a su mujer que su fortuna personal había caído de 20 a 8 millones de dólares, y que hasta se había endeudado para seguir pagando la misma ropa y vacaciones carísimas de siempre.

También "tienen miedo a que sus hijos no sean invitados a los cumpleaños adecuados. Si tienen que renunciar a cosas que no son perceptibles, eso está bien, siempre que no tengan que hacerlo con las cosas visibles para el mundo exterior", explica Michel Kleir, una agente de la propiedad de Nueva York.

Y es que, según el diario neoyorquino, "sus cónyuges podrían dejarles si descubren que su riqueza neta ha bajado de nueve a ocho cifras. Amigos y asociados en los negocios podrían evitarles cuando vayan a comer a Barney's o el Four Seasons. Y esos desaires podrían alcanzar a sus hijos".

Algunos están tan nerviosos que han empezado a vender algún Rolex sobrante, e incluso diamantes. Clay Burwell, un entrenador personal de muchos ejecutivos de Wall Street, asegura que ahora les ve llegar al gimnasio "con una negra nube sobre su cabeza. Parece que estuvieran en el infierno".