A su juicio, presentar a todas las fuerzas progresistas catalanas en una única lista electoral podría restar fuerza a la oferta de izquierda en Cataluña.

Ribó no descarta, sin embarg, un acercamiento programático entre las distintas fuerzas progresistas catalanas, que podrían establecer una tabla de acuerdos mínimos que les sirva para afrontar con unos objetivos comunes la cita electoral autonómica bajo sus propias siglas.

En este sentido, afirmó que la posibilidad de que Pasqual Maragall, ex alcalde de Barcelona, encabece la candidatura del PSC no es suficiente para garantizar un éxito electoral. "Si no hay un proyecto político, no hay cartel electoral que triunfe", aseguró.

Según dijo, hoy por hoy el proyecto de Pujol "no tiene nada que ofrecer a Cataluña" y por tanto este es un momento adecuado para que las fuerzas porgresistas vuelvan esta circunstancia en su favor y aglutienen a todas las organizaciones y personas con sensibilidad progresista.

En este mismo sentido se refirió Ribó a Manuel Fraga, candidato popular a la Xunta de Galicia. Calificó su proyecto de "agotado" e insistió en que su mayor activo electoral es "el entramado caciquil que tiene organizado a su alededor para ver quién es el sucesor".

REUNION AZNAR-PUJOL

Sobre la reunión que ayer mantuvieron José María Aznar y Jordi Pujol, Ribó dijo que todos estos encuentros y su traducción en los medios de comunicación forman parte de "una escenificación que oculta una relación que no es tan idílica ni tan tormentosa como parece".

A su juicio, se trata de "una relación muy sólida y es accidental que se distraiga la atención sobre si van a pactar el calendario electoral. Lo sólido en este caso es que Ci va a apoyar sin titubeos los Presupuestos Generales del Estado".

Este acuerdo entre el Gobierno y sus socios nacionalistas sólo tendrá dificultades "cuando Pujol decida convocar las elecciones autonómicas, y después de los comicios el acuerdo volverá a ser sólido".

Ribó explicó que la solidez del acuerdo emana de "una serie de acuerdos de los sectores financieros y empresariales de Cataluña y de España, anterior a los acuerdos políticos y que obligaron a Pujol a pactar con el PP. Estos sectores o permitirían una ruptura del acuerdo".

Según Ribó, es previsible que las elecciones catalanas se convoquen en febrero de 1999, por lo que estima que la formación nacionalista escenificaría su distanciamiento del Gobierno del PP con su rechazo a los Presupuestos de ese año.