Don Juan Carlos y doña Sofía visitaron la Basílica de La Anunciación, costruida recientemente sobre la cueva de piedra donde el arcángel San Gabriel se apareció a la Virgen María y sobre las iglesias primitiva y bizantina.

Los Reyes recorrieron también el monte de la Bienaventuranzas, a orillas del lago Tiberíades, en el que los Evangelios sitúan el lugar donde Jesucristo pronunció el Sermón de la Montaña, con las ocho Bienaventuranzas. Posteriormente, visitaron el lugar santo de Tabga, donde se sitúa el milagro de la multiplicación de los panes y los peces, hecho que conemora una iglesia moderna, construida sobre otra bizantina.

Por problemas de retraso en el programa de actos de hoy, los Reyes no pudieron visitar la ciudad de Cafarnaún, a orillas del lago Tiberíades, donde hay un importante conjunto arqueológico, custodiado por franciscanos españoles y las ruinas de la casa de San Pedro, sobre la que se levanta ahora una iglesia moderna.

En esta tercera jornada, dedicada más a visitar los Lugares Santos que a la política, los Reyes estuvieron en el kibbutz Ayelt Hashahar, situado cerca de la frontera con el Libano, donde actualmente conviven judíos de treinta países del mundo.

Tras esta visita, se trasladaron a Tel Hazor, donde se está trabajando en las mayores y más antiguas excavaciones arquelógicas de Israel, que datan de la época cananea. En este lugar trabajan arqueólogos de la Universidad Complutense de Madrid, en un programa de cooperación con la Universidad Hebrea de Jerusalén.

Los Reyes comenzaron esta tercera jornada en Israel en el llamado Jrdín de la Rosas, una hermosa explanada situada junto al Parlamento judío, en el que habitualmente se celebran las recepciones oficiales de los dignatarios extranjeros. Allí don Juan Carlos y doña Sofía inauguraron el jardín de España, denominado Plaza de Toledo, acto que resultó de gran emotividad.