El documento, que fija los criterios de funcionamiento de las Fuerzas Armadas para los próximos 15 años, incluye una serie de anejos, uno de los cuales se refiere a los "Riesgos y escenarios para la seguridad y defensa" (Anejo B).

Dentro de los "riesgos principales para la seguridad" se cita el terrorismo interior, explicitando el caso de la organización terrorita ETA en España. "La defensa frente a este riesgo es responsabilidad directa de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, con posibles intervenciones de las Fuerzas Armadas según los países de que se trate, y siempre por decisión previa del Gobierno", dice textualmente el documento.

Según el propio texto de la Revisión Estratégica, el documento, "aunque tiene una estructura global única, consta de dos partes y unos anejos bien diferenciados", de lo que se desprende que tanto los dos cuerpos comolos ocho anejos forman parte indisoluble del documento.

En el mismo epígrafe de "terrorismo interior", dentro del Anejo B, el documento preparado por el Ministerio de Defensa dice que ante el terrorismo "el Estado debe mantenerse firme sin ceder nunca al chantaje".

"Además, se debe estar vigilante con respecto a las sutilezas del lenguaje que emplean los grupos terroristas, los que les apoyan o, en ocasiones, otros más ingenuos que, con buena fe, permiten infundirles falsas esperanzas de estar dipuestos a ceder ante ellos a cambio de paz", indica el texto.

El fenómeno terrorista, exterior e interior, se encuentra dentro del apartado "Riesgos para la seguridad", junto a "una agresión a gran escala contra el territorio nacional", "las reivindicaciones territoriales y, en concreto, sobre Ceuta y Melilla, islas y peñones", "las limitaciones al ejercicio de soberanía" en el peñón de Gibraltar, "los conflictos de intereses entre estados", "la falta de suministros básicos", "la existencia y proliferción de armas de destrucción masiva y de sus medios de lanzamiento" y "los conflictos regionales de baja intensidad".

Bajo el epígrafe "Otros riesgos" se incluyen también la delincuencia transnacional, el crimen organizado y el tráfico de droga, los movimientos migratorios extraordinarios y no controlados, los ataques cibernéticos, los desastres naturales y humanos, los efectos negativos de la globalización y las naciones con déficit democrático, entre otros.