EL RESPONSABLE DE LA CAMPAÑA ANTINUCLEAR DE ARGENTINA RECIBE UNA AMENAZA DE MUERTE, SEGUN GREENPEACE

MADRID
SERVIMEDIA

El responsable de la campaña antinuclear de Greenpeace en Argentina, Juan Schroeder, recibió el pasado viernes una carta anónima que decía textualmente: "El aviso ya está dado. Schroeder ha sido condenado a muerte. Dos persona han sido ajusticiadas en Brasil. Continuaremos en Argentina. Greenpeace fuera", según informó la organización ecologista.

Esta carta, sellada por Correos el pasado martes, es la segunda amenaza de muerte recibida en la oficina de Greenpeace Argentina este año. El pasado mes de febrero enviaron una amenaza similar, que también estaba relacionada con la oposición que ejerce esta organización a la energía nuclear.

La misiva ha llegado a su destinatario una semana después de que los ecologistas ofreiesen una rueda de prensa sobre "las penosas condiciones de trabajo y estándares de seguridad en el interior de la central nuclear de Atucha I".

Dos antiguos trabajadores de Atucha I intervinieron en la rueda de prensa para explicar su experiencia durante el tiempo que estuvieron en la central nuclear.

Según estas versiones, uno de los trabajadores recibió en tan sólo un turno de trabajo una dosis de radiación tres veces superior a la dosis anual aceptada internacionalmente.

Uno de ellos, Juio Galván, se ha querellado contra el director de la central nuclear, por considerar que las labores que ha realizado en ella han deteriorado seriamente su salud.

Greenpeace mantiene que los trabajadores de Atucha I fueron forzados a trabajar bajo condiciones de "alto riesgo" de exposición a la radiación, sin que los responsables de la planta nuclear les suministraran trajes de protección contra la radiactividad.

NIVELES ALTOS DE RADIACION

Julio Galván declaró que los técnicos de protección radológica de la central le manifestaron en privado que los resultados de sus análisis clínicos mostraban un nivel extremadamente alto de cobalto en su sangre.

Otro trabajador, Daniel Gómez, aseguró a Greenpeace que decidió dejar su empleo en Atucha I cuando descubrió accidentalmente que durante un sólo turno de trabajo recibió 530 milirems de radiación, cuando la Agencia de Protección del Medio Ambiente de los EE.UU. estima que la media anual de radiación para un trabajador de central nuclear es de 630 ilirems.

La carta que recibió el ecologista hacía referencia a los dos ecologistas brasileños recientemente muertos como consecuencia de los disparos que recibieron.

Paulo Vinha fue asesinado con arma de fuego el pasado mes de abril en la costa brasileña. Vinha trabajó contra la erosión costera y las actividades de Celulosas de Aracruz, una de las empresas papeleras más importantes del mundo.

Tres días más tarde disparaban contra Arnaldo Delcidio Ferreira, líder sindical de la Unión rural deTrabajadores de El Dorado de Carajás, en el Amazonas, mientras dormía en su casa. Ferreira era conocido por su labor en defensa del Amazonas.

(SERVIMEDIA)
21 Jun 1993
GJA