Según ha informado el Banco de España, con este incremento el saldo de divisas en su poder a finales del mes de noviembre quedaba en 45.214,6 millones de dólares, unos 6.443.000 millones de pesetas.

Continúa, pues, la tendencia al recimiento de nuestras reservas de divisas, lo contrario de lo que ocurriera en el primer semestre de este año, en el que la evolución fue decreciente, debido a las fuertes presiones que sufrió nuestra divisa en los mercados de cambios.

Para luchar contra esas presiones y frenar el deslizamiento de la peseta hacia la depreciación, el Banco de España se vio forzado en aquel período a constantes ventas de divisas. Finalmente, la presión alcanzó tal intensidad que el Gobierno tuvo que decidir tres devaluciones consecutivas a lo largo de la primer parte del año.

Estas medidas y el acuerdo político de los Doce para ampliar las bandas de fluctuación de las divisas devolvieron la tranquilidad a nuestra moneda.