El londinense Andrew Halsey, a pesar de su testarudez, ha tenido que abandonar su aventura por falta de provisiones y por su delicado estado de salud. Expertos, amigos y embarcaciones próximas advirtieron desde hace tiempo que su empresa era demasiado arriesgada por la difícil climatología del océano, porque los víveres se terminarían mucho antes de que el valiente marinero tocase tierra y porque Halsey ya había padecido algún ataque epiléptico peligroso en alta mar, según ha informado la BB.

Andrew, de 42 años y discapacitado físico, fue rescatado esta semana por un barco pesquero coreano a unos 1.900 kilómetros de las costas de Hawaii, a una gran distancia de su punto de destino, Australia. Desde la capital, Honolulu, ha sido trasladado a un hospital, donde está siendo tratado de los síntomas agudos de desnutrición que presentaba desde hace días.

El británico partió de las costas de San Diego (California) el pasado 15 de julio con rumbo a Sydney, solo y en un bote sencillo de pocomás de ocho metros de largo, que Halsey bautizó con el nombre de "Rosa de Britania".