Fuentes solventes de la negociación han confirmado a Servimedia que uno de los retos más importantes que tiene Renfe para los años próximos es la sustitución de sus trenes, que en los cuatro años de contrato-programa pueden exigir del orden de los 150.000 millones de pesetas de inversión.

Para hacer frente a estas necesidades financieras, la compñía planteó hace dos años la posibilidad de dar entrada a los fabricantes de trenes en la explotación de algunos servicios, a cambio de que aporten material ferroviario necesario para prestar el servicio.

Tras largas negociaciones y estudios por parte de los servicios técnicos y jurídicos del Estado, el Gobierno se ha decidido por permitirle a Renfe esta gestión mixta (capital público y privado), incluyéndolo en el contrato-programa que regula las relaciones entre la compañía y la Administración.

La fórmula que se baraja consiste en permitir a la compañía que negocie con los fabricantes de trenes la creación de Agrupaciones de Interés Económico (AIE), dedicadas a explotar determinados corredores ferroviarios, en las que esas empresas privadas aportarían el material rodante necesario.

Las negociaciones entre el Ministerio de Fomento y Renfe se centran en estos momentos en concretar los límites de esas AIE, tanto desde el punto de vista de la participación como del tipo de servicios y corredoresferroviarios en los que podrá aplicarse.

Según estas fuentes, el Estado habría dado su visto bueno para que Renfe pueda aplicarlo en uno de los negocios más crecientes de Renfe, las Cercanías en torno a las grandes áreas metropolitanas.

De las actuales conversaciones debe salir un acuerdo, para que la fórmula de financiación mixta pueda ser aplicada también en los corredores de alta velocidad, como el Madrid-Barcelona, ahora en construcción, o los llamados de velocidad alta (hasta 220 Km/h) que s han construido sobre viejos trazados en los últimos dos años, entre otros servicios.

Otro elemento de negociación es salvaguardar el interés general del servicio ferroviario, tras la entrada de capital privado para la explotación de corredores concretos.

De acuerdo con las fuentes consultadas, la fórmula ya ha sido debatida y aceptada por los propios fabricantes de material ferroviario, que ven en este modelo la posibilidad de ampliar el mercado en España y crear vínculos más estrechos con Renfe