Nada más llegar al poder, el Gobierno socialista decidió asumir la deuda de Renfe, con el fin de que la compañía, una vez segregado Renfe Operadora y Adif, pudiera competir en el mercado liberalizado.

A finales de 2004, cuando el Ejecutivo aprobó el decreto por el que hizo suya la deuda de Renfe, que entonces ascendía a 5.459 millones de euros, con lo que Renfe pasó a no deber nada.

Un año y medio después, según datos oficiales a los que ha tenido acceso Servimedia, la deuda de Renfe Operadora se ha vuelvo a disparar hasta los 1.869 millones de euros, un 45,7% más alta que los 1.282 millones que adeudaba en junio de 2005.

Mientras, el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), que a finales de 2004 debía 800 millones de euros, ya adeuda tres veces más, en concreto 2.670 millones.