La directiva regulará el cambio horario hasta el año 2001, con el objetivo de suprimir los obstáculos a la libre circulación de bienes, servicios, comunicaciones y transportes que se podrían crear con la existencia de diferents disposiciones nacionales relativas a la implantación de la hora de verano.

La normativa europea, de obligado cumplimiento para todos los estados miembros, establece que hasta el 2001 los relojes se adelantará una hora el último domingo de marzo y se retrasará el último domingo de octubre.

Según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (Idae), el cambio de hora permite ahorrar un 5 por ciento en electricidad en el sector doméstico, lo que equivale a más 10.000 millones de peseas.

A este ahorro el Idae suma el que se consigue en el sector de comercio y servicios, que sitúa en un 3 por ciento, lo que equivale a más de 1.000 millones de pesetas, en concepto de aire acondicionado, al sustituir una hora de trabajo en las tardes, más calurosas en verano, por otra más fresca en la mañana, con menos necesidades de refrigeración.