En el 50 aniversario de la federación, Del Campo también pidió al Ministerio de Medio Ambiente que colabore con los regantes para difundir "los múltiples efectos positivos" de la agricultura de regadío sobre el medio natural, para tratar así de hacer frente "a la visión catastrofista actual" sobre el mal uso que dan los regantes al agua.

En su intervención en unas jornadas sobre regadíos organizadas con motivo del 50 aniversario de la federación, Del Campo manifestó a la ministra su deseo de sentirse corresponsable de las decisiones que se tomen en política hidráulica y de formar parte de este Consejo Asesor, del que, en su opinión, "nunca debimos salir".

Para el presidente de los regantes, es "sorprendente" que los usuarios que utilizan más del 70% del agua del país no tengan nada que "opinar" o "aportar" en este Consejo Asesor, del que fueron cofundadores en 1994 y en el que han venido participando ininterrumpidamente desde su creación, presidiendo incluso el Grupo de Trabajo de Aguas y Costas durante años.

Sobre la visión que se tiene de los regantes, Del Campo reclamó "información veraz" sobre el uso del agua que hacen los regantes para evitar "la idea catastrofista de nuestra actuación". También aclaró que la propuesta de los regantes no es que se construyan "indiscriminadamente" presas, trasvases y desaladoras para disponer de la máxima cantidad de agua posible, sino realizar estas obras de un modo controlado y planificado, minimizando al máximo los efectos adversos.

BENEFICIOS DEL REGADIO

Entre las bondades que el regadío ejerce sobre el medio ambiente, el presidente de Fenacore resaltó la aportación de oxígeno a la atmósfera; la absorción de CO2 atmosférico, con el consiguiente efecto positivo sobre la capa de ozono; la reducción de la erosión y la desertización mediante el mantenimiento de la capa vegetal en regadíos eficientes; la fijación de la población al territorio y la diversidad de cultivos y la productividad de las áreas regadas.

"Si desapareciera el regadío, en algunas provincias españolas se perdería hasta un 20% del PIB", aseveró. "Las cosas se están haciendo bien y la modernización de regadíos está avanzada".

"Demandamos" concluyó, "las obras que sean necesarias. Siguen siendo necesarios trasvases, desde donde se pueda hasta donde se necesite".

La jornada contó con la presencia de Jaime Palop, director general del Agua, quien subrayó los efectos beneficiosos del regadío. "Regadío es sinónimo de riqueza", subrayó. No obstante, consideró que en el nuevo modelo del agua que se está gestando "hay que ahorrar y gestionar mejor", y eso implica también a la agricultura y a los regantes.

SER REALISTAS

En su opinión, es el momento de ser realistas sobre la cantidad de agua que hay. "No existe mucha agua sobrante", advirtió, por lo que insistió en que la prioridad es dar garantías y consolidar los regadíos ya existentes y que tienen posibilidad real de seguir regándose. "No podemos seguir gestionando miserias", apostilló.

Sobre la nueva política del agua, Palop coincidió en que precisará un mayor consenso por parte de todos. "Cada vez vamos a tener que consensuar más para fijar objetivos realistas y alcanzables", dijo. A ese consenso llamó a la federación, a la que advirtió: "No podéis estar al margen ni enfrente". "Tenemos que ir de la mano".

En este sentido, se comprometió a trasladar a la ministra Narbona las propuestas de Fenacore, entre ellas la de volver a estar presentes en el Consejo Asesor de Medio Ambiente.

Según subrayó, el regadío tiene problemas de garantía en el suministro de agua que el ministerio va a abordar. "La política del ministerio es consenso, diálogo y encontrar soluciones consensuadas y no imponerlas. Bajo esa premisa vamos a empezar a trabajar tratando de solucionar el principal problema que tiene este país en materia de regadío, que es la falta de garantías". "La prioridad número uno es consolidar los regadíos existentes y en eso nos vamos a esforzar", concluyó.