En una nota de prensa, Greenpeace considera que "con la rebaja de las primas a las energías renovables y el olvido el ahorro energético el Gobierno lanza al mercado una señal negativa hacia las energías limpias".

Greenpeace sostiene que "el Gobierno ha decidido castigar a las energías limpias obedeciendo las directrices de Unesa". A su juicio, "en medio de la crisis del Prestige, símbolo de nuestra dependencia enfermiza de las energías sucias, el Gobierno da una nueva muestra de su desprecio por el medio ambiente y el desarrollo sostenible, favoreciendo a los intereses de siempre".