Comenzó la disputa Raúl del Pozo en su columna de ayer, titulada "Martín Prieto, estáte quieto", en la que criticaba que su "colega de páginas y de otras cosas" quisiera "vendernos las nuevas bondadesde González en su empeñoso afán por segurir las huellas de la burra que le precede".

"Hocicando en el rabo", añade, "no advierte que este rucio socialistas se lo están vendiendo más lleno de mataduras y de tintes que cuando alegremente compró su pareja en 1982".

Del Pozo reconoce que a este hombre le quiere por dos cosas: "por se un rencoroso social que jamás tuvo oportunidad de aprender un buen inglés ni manejar con soltura la pala de pescado, y por haber conspirado en el Hotel Alvear de Buenos ires, tal cual yo".

El tono del artículo, que comenzó con algunas descalificaciones personales, se hace más agrio cuando asegura que "mi querido compañero tiene algo en su alma de sicario, del Moscarda de Dick Turpin, del Yáñez de Sandokán, del doctor Watson de Sherlock Holmes, ¡yo que sé!, del Rudolf Hess de Hitler".

Para Raúl del Pozo en estas elecciones tan ajustadas "tampoco es que le vea de ayudante de campo de Alfonso Guerra, para lo que no le fantan méritos. No es que M.P. haya subido much, pero tampoco es preciso que caiga tan bajo".

"Pero sus esfuerzos", prosigue, "por justificar a Felipe González y su carro de bondades son tan entrañables como patéticos. No es verdad que los viejos rojos nunca mueran, parafraseando los versos recitados por MacArthur en su retirada. Los rojos envejecen y entontecen, y terminan pidiendo el voto para el PSOE porque ya no les queda tiempo ni fuerza para luchar por otra cosa".

"MI GOZO, EN TU POZO, RAUL"

La contestación del aludido Martín Prieto aarece en su columna de hoy bajo el título "Mi gozo, en tu pozo, Raúl", que arranca reconociendo la depección que ha supuesto para él leer el artículo del que consideraba su amigo.

"Un malediciente satírico, que yo creía amigo y compañero, que no tiene una puñalada de ventaja, me ha retado", comienza. "Eso es acercarse a un león con un mal palo. Francisco Umbral, que le dio amante y trabajo en Eurofoto cuando los dos eran chperos en la esquina de Almirante, define a Raúl del Pozo como un marxista gitan".

Martín Prieto asegura que le admiraba "hasta hace cinco minutos" y ofrece algunas pinceladas de su carrera profesional y de su ideología: "Luego, como confunde el rencor con la lucha de clases, se hizo del PCE, y ahora me acusa de ser yo del PSOE".

"La calle lo educó en el arte del tironeo, y en el PCE lo adoctrinaron en el odio a los socialistas. Raúl es un burlanga, un pirómano y creí que era amigo mío. Pero me ha apuñalado por la espalda de la página".

A su juicio, y "tras leer su miseable artículo" considera que "tal vez le duele mi éxito y que esbriba en la par y yo en la impar. No aguanta que haya clases. Me lanza una puñalada, precisamente de pícaro. Porque esta clase de can callejero sí como carne de perro".

"Me acusa de borracho y acosador sexual", asegura en otro momento, "él, que si no acosa es porque tiene la próstata como una patata, y si no bebe es porque se le ha puesto el hígado como el de una vaca".

Reconoce que en "El país" fue un segundón, "pero me llama tambié sicario y me acusa de no manejar con soltura la pala de pescado. Como si él fuera Beau Brummell. ¿Cómo puede presumir de elegante uno que sale siempre abrochándose la bragueta de los retretes?".