Rajoy convocó esta mañana una reunión de la Junta Directiva Nacional del PP para comunicar los nombres de los nuevos portavoces en el Congreso y el Senado, convocar el XVI Congreso Nacional y desverlar los nombres de los candidatos a ocupar un puesto en las mesas de las Cortes Generales.

El líder de los populares sacó a relucir la propuesta de Zapatero para que el PP renuncie a uno de los puestos que le corresponden en el Congreso y el Senado con el fin de que así puedan estar representadas formaciones nacionalistas como CiU y PNV.

Rajoy rechazó semejante posibilidad, aunque el PSOE apele a la pluralidad política del Parlamento como argumento. "La pluralidad de que se habla es la pluralidad que establecen los españoles y los españoles han dicho que el PP tiene derecho a cuatro puestos en el Congreso y tres en el Senado", sentenció.

Señaló que si el PSOE necesita los votos de CiU o PNV para la investidura o para que Bono se haga con la Presidencia del Congreso, ése "es su problema".

A su juicio, "no hay mayor pluralidad que la que supone respetar la voluntad de los ciudadanos", por lo que delante de toda la Junta Directiva Nacional sentenció que no piensa renunciar a ninguno de los cargos que le corresponden en la mesa de ambas cámaras.

Tras recordar que el PP actualmente preside tres mesas de comisión en el Congreso y poner en duda las que presidirá la nueva legislatura, avisó a Zapatero de que la oposición y los ciudadanos le juzgarán "por sus hechos", por mucho que hable "de diálogo, de talante, de acuerdos y de pactos".

ACUERDOS CON EL PSOE

Rajoy manifestó su disposición a llegar a acuerdos con el PSOE en los asuntos de estado, entre los que citó expresamente la lucha contra el terrorismo, la política exterior, la política de defensa, el papel de España en la UE y el modelo de protección social de los ciudadanos porque "es necesario que los grandes partidos estén de acuerdo en algunas cosas".

Entre otras cosas, lanzó a José Luis Rodríguez Zapatero un acuerdo para "echar de las alcaldías" del País Vasco y Navarra a Batasuna y a Acción Nacionalista Vasca, así como otro acuerdo para cerrar los "asuntos pendientes" en materia de Justicia.

Rajoy se refirió así tanto a la renovación de cargos en el Consejo General del Poder Judicial y el Tribunal Constitucional como a la puesta en marcha de nuevas iniciativas para reducir la criminalidad y evitar casos como el asesinato de la pequeña Mari Luz en Huelva.

En su intervención, Rajoy no olvidó la labor de oposición que piensa realizar a lo largo de los próximos cuatro años. Entre todos los asuntos, prestó máxima atención a la economía para resolver el problema de los precios y la calidad del empleo.

Aseguró que "está muy mal sentarse a ver lo bien que va todo" mientras se tacha de antipatriota a la oposición por criticar la ausencia de reformas económicas. En su opinión, esa actitud del PSOE es "perfectamente inútil" porque no contribuye a resolver los problemas.

Una vez más, Rajoy volvió a advertir de los puntos débiles que tiene actualmente la economía española al entender que no se curan "con analgésicos" o pasando un día "en cama" como si se tratara de un simple "resfriado".

Rajoy manifestó que la economía española necesita "bastante más" que todo eso, igual que el problema de escasez de agua en gran parte de la Península Ibérica.

El presidente del PP volvió a hablar del Plan Hidrológico Nacional para criticar que Zapatero lo derogase en 2004 y después no haya hecho "nada" para sustituirlo. "La única propuesta que tienen es una pelea dentro de su propio partido y con sus propios aliados", apostilló.