Rajoy, que a su llegada a Vigo mantuvo una breve conversación con los periodistas que le siguen en la caravana electoral, se mostró indignado de que Zapatero le echase en cara los más de 200 muertos de la pasada legislatura a causa del terrorismo y presumiera de acabar su mandato con sólo cuatro asesinados por ETA.

En su opinión, el segundo careo con Zapatero fue "más eficaz" para los intereses de su partido ante el 9 de marzo, ya que trató de dirigirse a los ciudadanos que todavía no han decidido su voto.

Pese a admitir que cometió un error al enzarzarse con Zapatero sobre la guerra de Iraq, Rajoy comentó que este asunto "no quita votos" a su partido porque "está amortizado" tras la derrota electoral de 2004.

Rajoy explicó que no tiene pensado variar su estrategia de campaña en los cuatro días que restan, por lo que seguirá centrando su mensaje en hablar de los problemas de la economía, en los riesgos de la inmigración y sobre la unidad de España.

Señaló que, mientras que el PP cuenta con una fidelidad superior al 80% de sus votantes, el PSOE está en torno al 70%, por lo que en los próximos días tratará de convencer a los simpatizantes socialistas descontentos con Zapatero.