Rajoy reiteró en los pasillos del Congreso que la Constitución y el marco estatutario siguen estando vigentes y aseguró que España nunca ha tenido un nivel de autonomía como el que hay en este momento.

Además de "no onducir a nada", consideró que los planteamientos de la Declaración de Barcelona no son deseados por la inmensa mayoría de los españoles, que son conscientes de que un "proceso de disgregación" como el que supone este texto sería "muy negativo".

No obstante, rechazó que la firma de esta declaración por parte de los socios nacionalistas del Gobierno vaya a influir en las relaciones entre ellos, ya que el pacto de investidura se está cumpliendo como estaba previsto y la voluntad del Ejecutivo es que sig así.

El ministro reiteró que hace veinte años los españoles se pusieron de acuerdo en un determinado modelo de Estado al aprobar la Constitución, "y por tanto todas las operaciones tendentes a crear tensión son muy negativas".