De Lorenzo recuerda que "la Fundación ONCE es también una asociación y todos debemos ayudar a que se cumpla el fin social para el que fue creada; y además hay que defenderla, porque si la ONCE desaparece sería un auténtico desastre".

"La ONCE", añade, "da garantías de buen hacer y seguridad. No debemos olvidar que la undación ONCE es de todos; todos debemos colaborar y estamos deseosos de que así sea".

En opinión del vicepresidente ejecutivo de la Fundación ONCE, la Ley de Integración Social de los Minusválidos (LISMI) "se ha desarrollado bastante en todo lo que se refiere a temas laborales y prestaciones, pero, desde luego, le falta mucho. Esta ley es un poco omnibus, abarca muchas cosas y no se ha podido desarrollar del todo, al menos de momento".

12.000 MILLONES

"En primer lugar", explica Rafael de Loreno, "la integración laboral del minusválido choca con la falta de preparación de éste, y también con la lucha que existe en muchas familias a la hora de que las personas minusválidas salgan fuera de la protección paternalista. Hay que salir de esta situación hacia el mundo laboral".

"En otro aspecto", matiza el vicepresidente de la Fundación, "hay que reconocer objetivamente que la situación del mercado laboral actual es mala y que los empresarios, a la hora de contratar, piensan hacerlo a quienes cree que no les van a dar tantos problemas como los trabajadores minusválidos, con lo cual éstos siguen parados".

"Por eso, creo que algo por lo que se debe luchar es por el cambio de legislación laboral. Hay que hablar de medida incentivadoras a los empresarios, de rebajas fiscales y, cómo no, de exigir un mayor protagonismo de las asociaciones de minusválidos", recalca.

Según Rafael de Lorenzo, "actualmente, el aval de la ONCE para un trabajador ya es una garantía, pero deberíamos llegar a que el rspaldo de cualquier asociación a un trabajador fuese igualmente garantía de una buena preparación. Espero que con el nuevo plan de empleo aprobado por el Gobierno el año pasado, las cosas mejoren".

BUENAS RELACIONES

En su opinión, las relaciones entre las asociaciones que componen la Fundación ONCE "son muy buenas, porque todos nos dedicamos a la política social. Nosotros queremos mantener un equilibrio razonable entre todos y eso incluye el reparto de fondos. En este sentido, nosotros defendemos un distribución interterritorial para que todas las provincias tengan sus fondos".

Respecto al futuro de los minusválidos en España, De Lorenzo opina que para que la situación del minusválido mejore, "hay en primer lugar que concienciar a las familias de que la solución para una persona con minusvalía no está en permanecer siempre en el ámbito familiar, sino que hay que salir del mundo laboral. Que las asociaciones tengan un mayor papel, que sean más reivindicativas y a la vez cooperantes con los podere públicos y por supuesto que traten de conseguir de éstos que hagan algo por cambiar la situación".

Por eso, estima que, "primero, hay que cambiar la legislación. Segundo, hay que coordinar mejor las aportacioanes financieras, y por último, hay que dar prioridad a la formación profesional, la terapia, la educación, la integración escolar y la integración laboral", añadió el vicepresidente ejecutivo de la Fundación ONCE.

Rafael de Lorenzo comenzó en política en el partido de Tierno Galván, el Partdo Socialista Popular (PSP), y más tarde pasó al PSOE. Desde 1989, es diputado autonómico del PSOE en la Asamblea de Madrid.

"Las cosas han cambiado mucho desde los años 70", explica finalmente el entrevistado, quien recuerda cómo la legislación española en materia de minusvalías "ha mejorado muchísimo. La aprobación de la LISMI no cabe duda que ha sido un paso muy importante y tras su promulgación se ha hecho mucho, pero hay que reconocer que todavía es insuficiente porque lo que había antes era muy alo".