Los agresores rociaron con gasolina la puerta del arzobispado y posteriormente la predieron fuego. Las llamas se extendieron al interior del edificio, aunque no se produjeron daños personales ni pérdidas materiales de importancia.

Los responsables del Arzobispado no han relacionado el ataque con ningún grupo, pero han lamentado la agresión perpetrada contra un edificio que consideran emblemático.

José Luis Zugasti, vicario general del arzobispado, declaró a la Cadena Ser que el suceso fue protagonizado por personas violentas, "que llevan la agresión para poder imponer y sacar adeante sus ideas y sus criterios".