En una proposición no de ley presentada en el Congreso de los Diputados, el PSOE resalta que este trastorno, que afecta a entre el 5 y el 10 por ciento de la población, "no está definitivamente definido n reconocido como enfermedad, y por lo tanto es ajeno a la cobertura del sistema público de salud".

"Además, los recursos privados son dispersos y prohibitivos para la mayoría de las familias, por lo que la conflictividad social y la inseguridad jurídica propia del trastorno se ve agravada por una grave destrucción familiar", lo que se añade al hecho de que no existan centros específicos "donde se aborde esta enfermedad en su globalidad", lo que dificulta "encauzar el caso bajo una dirección terapéutic determinada".

El texto de la iniciativa parlamentaria explica la grave situación de estas personas, en su mayoría jóvenes, que "viven en una permenente inestabilidad emocional" pasando "de la euforia a la depresión", todo porque "su estructura mental no les permite integrar, psicológicamente hablando, los matices, las gradaciones no las ambivalencias. Es un 'todo o nada".

Esta situación les lleva "a cometer, a veces, actos de graves consecuencias", a padecer afecciones como la anorexia o la buliia, o a intentar "aferrarse en una relación" con cualquier "persona, grupo, sectas, y también con la droga, el sexo, el juego, etcétera, y siempre de una forma compulsiva".