Fernández respondió afirmativamente a la Ser al ser preguntada por su sentimiento "guerrista". "Me molesta la gente que reuncia a sus orígenes, a sus ideas", dijo, y añadió que le parece "poco de fiar" quien "se aleja de una persona porque ya no puede darle sombra".

No obstante, precisó que su candidatur "ha sumado" apoyos en los congresos provinciales entre distintos sectores ajenos al "guerrismo", como es Izquierda Socialista o la plataforma socialdemócrata que apoyo en Madrid a José Borrell en las primarias.

Matilde Fernández defendió su proyecto, que los ciudadanos, dijo, pueden identificar con sus cinco años en un Ministerio de Asuntos Sociales "que se ocupaba de la gente, de todos, de las minorías, de los diferentes". "Eso es también futuro. No me siento nada antigua".

En este punto, Fernádez se declaró más identificada con el proyecto que encarna Lionel Jospin en Francia que con el de Tony Blair o el de Gerhard Schroeder, y, sobre todo, explicó que aprendió "a ser radical socialdemócrata" con los socialistas escandinavos. "Eso es un programa", apostilló.

Sin embargo, Fernández volvió a rechazar la posibilidad de ser también candidata a la Presidencia del Gobierno, por entender que es necesario dedicarse "plenamente" a levantar el partido, precisamente para que pueda recuperar el poder "Nuestro partido está mal y necesita muchas horas", argumentó.

A pesar de defender su proyecto, Matilde Fernández evitó referirse a los demás aspirantes a la Secretaría General como "adversarios". "Somos compañeros y tenemos el mismo adversario. Para mí es el señor Aznar".