El texto señala que tras la "inesperada" derrota del PP en el 93, "los estrategs de la derecha comprendieron que hacer hincapié en su propio programa neoconservador generaba un rechazo mayoritario", por lo que "desde entonces han dejado su programa en la oscuridad y han centrado únicamente su mensaje en desacreditar globalmente a los socialistas por todo los medios, exigiendo desde el primer momento nuevas elecciones".

"En torno a esta línea", añade, "se ha ido fraguando una coalición de intereses, abiertos y ocultos, políticos y privados, con el objetivo común de recuperar o aduirir posiciones de poder, no sólo en las instituciones de gobierno sino también en distintos centros de decisión de nuestra sociedad".

Destaca, en este sentido, que "las mayores cargas de profundidad contra la política progresista se han producido justamente cuando se han atajado excesos e ilegalidades de algunos de estos sectores, ligado a intereses financieros especulativos".

"Su objetivo primordial", continúa, "ha sido crear la confusión y el desaliento en la mayoría progresista. Para ello seha combinado una línea abierta de dura confrontación con una línea oscura, en la que no han faltado campañas de intoxicación, fabricación y circulación de "dossiers", potentes y sofisticadas operaciones de manipulación de la opinión pública. Se ha intentado, en particular, en connivencia con delincuentes confesos, imponer la falsa idea de una implicación en la geurra sucia contra el terrorismo, cuando siempre hemos mantenido con firmeza los principios de la legalidad y hemos sido siempre ajenos a su vulnerción".