Fidalgo se reunió hoy con el presidente de la Comisión Política del PSOE, Manuel Chaves, que le invitó formalmente al cónclave socialista. En la rueda de prensa posterior el dirigente sindical confirmó que él mismo encabezará la delegación de Comisiones Obreras.

En la reunión, Fidalgo transmitió a Chaves su deseo de que el PSOE "haga un buen congreso, acierte con su discurso y con su programa político, y elija una dirección fuerte", que represente a todos los militantes socialistas, pero que también sea capaz de "proyectar al conjunto de la izquierda la ilusión del cambio".

Aun siendo "conocedores de sus dificultades", Fidalgo alentó a los socialistas para qu hagan de su cónclave "la palanca de cambio que necesita la sociedad española, que no es de derechas y que todavía tiene muchos déficits sociales que cubrir".

No obstante, Fidalgo precisó que en Comisiones Obreras "no tenemos candidato a la Secretaría General del PSOE", porque son los delegados y delegadas los que deben tomar la decisión. Sí les reiteró, sin embargo, la necesidad de que el partido salga cohesionado de su Congreso para poder defender con firmeza los intereses de los ciudadanos.

"OORDINACION Y APROXIMACION"

Tras una hora de reunión, Chaves y Fidalgo concluyeron en la necesidad de mantener contactos periódicos y fluidos para "coordinar y aproximar" sus políticas, siempre respetando la autonomía de las dos organizaciones.

Chaves expresó su convencimiento de que el PP utilizará su mayoría absoluta para "abrir cuñas muy claras en el Estado del bienestar", y alertó por ello de la necesidad de que partidos y sindicatos se opongan a estos intentos, cada uno desde su ámbito de ctuación.

Fidalgo dejó claro que, a pesar de que el sindicato pueda llegar a "acuerdos puntuales" con el Gobierno del PP, sus posiciones son "antagónicas" muchas veces, e incluso "incompatibles". "Preferimos que gobierne la izquierda", afirmó.

Tanto Chaves como Fidalgo criticaron la ausencia de consenso en algunas de las últimas decisiones del Gobierno, como las recientes medidas liberalizadoras de la economía. Aunque no cree que dificulten el diálogo social, Fidalgo apuntó que estas medidas ejan "una sombra de duda" sobre la voluntad real del Ejecutivo de consensuar sus políticas.