Este método significa que los candidatos se someterían a una votación por parte de los delegados y el ganador de esta elección, cualquiera que fuera el porcentaje, sería el secretario general electo. Posteriormente, y ya como en anteriores congresos, habría una votación final de éste con su Comisión Ejecutiva.

El objetivo argumentado por los defensores de esta fórmula es que permitiría ua confrontación entre todos los candidatos y una posterior integración, pero cuando ya el Congreso haya manifestado su preferencia por un candidato.

Esta fórmula, según las fuentes consultadas, es la mayoritaria entre las federaciones, después de las consultas efectuadas por el presidente de la Comisión Política, Manuel Chaves, con los aspirantes a la Secretaría General, con los dirigentes territoriales y con cabezas de delegación.

La propuesta de la Comisión Política deberá ser sometida a la votción de los delegados al 35 Congreso, que es soberano para establecer sus propias reglas de juego. Esta es la fórmula deseada por José Bono, que ya anunció que, en caso de que hubiera una segunda vuelta, él no concurriría a esa votación.

El método de elección deberá ser debatido por la Comisión de Estatutos creada en el propio 35 Congreso, y posteriormente sometido a la ratificación de los delegados. Una vez aprobado, el plenario del Congreso elegirá a los miembros que compondrán la Comisión Electoral ante la cual habrá que formalizar las candidaturas.