"Como decía el clásico, lo que no puede ser no puede ser y además es imposible", dijo Jordi Sevilla al ser preguntado en una rueda de prensa posterior a la presentación de los Presupuestos para 2003 en el Congreso de los Diputados.

Recodó que el Pacto de Estabilidad nació, "y lo sé de primera mano", como mecanismo para disciplinar, dentro de unos márgenes, las actuaciones financieras de los estados después de una época en la que los elevados déficits públicos encarecieron los tipos de interés y perjudicaron a las economías.

Sin embargo, explicó, nació con dos cautelas. Una, que debía ser sensible al ciclo económico, y otra, que una vez aprovechadas las ventajas de la entrada en el euro, las economías periféricas, como la española, dbían hacer los esfuerzos necesarios para alcanzar la media europea en infraestructuras, servicios públicos, gasto social, I+D, etc...

Por ello, "atarnos las manos con un fantasmagórico déficit cero" sin hacer ese esfuerzo adicional de gasto público, como está haciendo el Gobierno español, supone "perjudicar por razones ideológicas a las familias y a las empresas españolas".