En el apartado sobre acción parlamentaria, los socialistas manifiestan que "desde 1993 (el PP) va fraguando una alianza entre sectores que no habían visto satisfechos sus particulares intereses con el Gobierno socialista". "

"Así", señaln "hemos asistido a múltiples connivencias y coincidencias entre financieros con causas judiciales abiertas en base a la presunta comisión de graves delitos con importantes consecuencias contra los intereses judiciales; medios de comunciación al servicio de los sectores más intolerantes y tradicionales de la derecha española; personajes megalómanos instalados en la deformación y manipulación más grosera de los acontecimientos, con turbias conexiones financieras; e instructores de sumarios que piensan más e la repercusión mediática de sus actos que en los derechos de los justiciables".

Según el documento, al que ha tenido acceso Servimedia, a costa del "desprestigio institucional" obtuvieron un "innegable éxito pues, entre otras cosas, consiguieron anular la autonomía política de los más importantes partidos de la oposición", convirtiéndoles en "sus fiduciarios políticos".

El documento critica que "todo ese entramado de intereses vieron que el único modo de quebrar la imagen y creidibilidad del Goberno socialista pasaba por la crispación generalizada, la mentira, la calumnia, la ignorancia consciente de valores institucionales, y muy en especial, el de la presunción de inocencia"

Según el PSOE, la actitud del PP no desapareció una vez que el partido llegó al Gobierno: "Los medios utilizados, siempre rechazables en un grupo de oposición, se prolongan para estupor de casi todos, por parte del PP una vez alcanzado el poder", por lo que añaden que "los ejes de su acción política sólo se desarrollanbajo un clima de crispación y aniquilación del adversario, estén en el poder o en la oposición".

Asimismo, los socialistas acusan al partido Popular de "falta de capacidad para hacer del Parlamento, como habían prometido, el centro de la vida política nacional", ya que "hacen exactamente lo contrario, utilizando el Decreto-Ley como su instrumento legislativo preferido para la adopción de sus más importantes decisiones".

A juicio del PSOE, los populares en el Gobierno "rompen con la política de cosenso, que había sido tradicional a lo largo de toda la transición democrática, en materias como la financiación autonómica" y les atribuyen una forma de gobierno "mirando al pasado y con un afán mezquino y rencoroso hacia el Partido Socialista", lo que provoca que "el Gobierno no soporta a la oposición y se ha erigido en la oposición al Partido Socialista".