En este documento, la dirección del PSOE considera consolidados los pactos de gobierno con CiU y PNV, expresa su voluntad de agotar la actual legislatura y reafirma la voluntad de todo el partido de "emplear todas nuestras energías paraobtener una nueva victoria en las próximas elecciones generales".

Con pocas dosis de autocrítica, sobre todo referida a la falta de reflejos para reaccionar ante los casos de corrupción, el documento se extiende en la crítica a sus principales oponentes, PP e IU, entre los que da por sentado que existe "una coalición negativa" que va en contra de los intereses nacionales y que pone en peligro la recuperación económica.

"El antisocialismo de sus principales dirigentes es el cemento que les une, nopueden ofrecer un alternativa programática al Gobierno socialista" y hace descartar al PSOE cualquier posibilidad de colaboración con IU.

El documento señala que ambos partidos han abandonado el debate programático y se dedican a "estimular todos los factores negativos que pueden hacer imposible la continuidad de la legislatura".

Según la dirección socialista, PP e IU son los responsables del "malestar ciudadano y el jaleamiento de todos los escándalos, reales o ficticios, e intentan convertir elParlamento en un tribunal inquisitorial mediante la proliferación indiscriminada de comisiones de investigación, la puesta en cuestión del propio pacto antiterrorista o del consenso autonómico".

CORRUPCION

El objetivo prioritario de los socialista en los próximos meses es conseguir que la corrupción deje de ser un motivo de "grave preocupación ciudadana, que deje de monopolizar el debate público y de hipotecar la vida política".

Ello a pesar de que, a juicio de los socialistas, haya "fuerzas poíticas y medios de comunicación dispuestos a que eso no ocurra. Hay quienes han decidido que la sociedad no pueda librarse del asfixiante clima de los escándalos, tienen la firme voluntad de que en España no se hable de otra cosa que de corrupción y parecen dispuestos a alimentar y alimentarse del tema indefinidamente".

Dentro de este clima, el documento considera el 'caso Palomino' como "un montaje premeditado y deliberadamente falso y destinado a comprometer y a destruir la honorabilidad del presidete del Gobierno". Y advierte más adelante: "En política no puede recurrirse a cualquier instrumento para deteriorar al adversario y el oportunismo debe tener un límite".

El documento reconoce que "el problema de la corrupción está instalado desde hace tiempo en el centro de la vida política nacional y forma parte muy importante de las preocupaciones de los ciudadanos".

Los escándalos han sido, según la dirección socialista, uno de los motivos de la "crisis de confianza" que desembocó en la derrot electoral del PSOE en los comicios europeos del pasado mes de junio. El texto reconoce que tardaron mucho en reaccionar y hacerles frente y por por ello "hemos pagado un importante coste en términos de apoyo electoral y de confianza ciudadana".

La Ejecutiva declara en el texto que los socialistas están "decididos a combatir la corrupción hasta sus últimas consecuencias y a eliminar cualquier vestigio de impunidad".

PARALISIS

El documento reconoce cierta "parálisis" en la actuación del Gobierno producida por el descubrimiento de varios escándalos de corrupción, las elecciones europeas y el Congreso del PSOE. En este momento, sin embargo, "el Gobierno ha recuperado la iniciativa política, tanto en lo que se refiere a la toma de decisiones como a la presencia pública".

La Ejecutiva exhorta a todos los miembros del PSOE a intensificar la comunicación con los ciudadanos, a los que se debe explicar incansablemente la actuación del Gobierno. "Podrán derrotarnos", asegura el texto, "si sus argumenos son más convincentes que los nuestros, pero jamás porque logren reducirnos al silencio".

ALIANZAS

Según el documento, a un año y medio de las elecciones generales de 1993 "España tiene un gobierno estable", gracias a "una relación positiva y flexible con CiU y también con el PNV". Los socialistas rechazan las críticas de quienes piensan que con estos acuerdos "se resiente la cohesión territorial y el principio de interés general".

A juicio de la dirección socialista, la oposición "no ha podio mostrar una sola decisión del Gobierno o del Parlamento en la cual el criterio de interés general haya cedido ante supuestas presiones particularistas de los partidos que contribuyen a la estabilidad".

En concreto, el documento acusa a "la derecha española" de mantener una visión "sectaria y cicatera" sobre la colaboración de los nacionalista con el Gobierno, lo que demuestra que "tan nocivos como los separatistas son lo separadores".

Insinuar que CiU y PNV no pretenden contribuir al interés geeral, dice el texto, "no sólo es una ofensa política, sino una inaceptable y peligrosa distorsión del principio representativo, base de la democracia".

Finalmente, el texto da por finalizada la recesión económica pero considera que la recuperación es aún "una oportunidad" que deberá ser aprovechada al máximo y favorecida con "la reconstrucción de un clima racional de diálogo con los interlocutores sociales".