Carlos Montes, catedrático de Ecología en la Universidad Autónoa de Madrid, y Santos Casado y Máximo Florín, investigadores de este departamento, consideran que Daimiel, Villafáfila y algunas lagunas manchegas demuestran la veracidad de esta afirmación.

En estos casos, la alteración de la morfología original de los humedales, excavando cubetas profundas y construyendo isletas y áreas de nidificación, y la modificación del régimen hídrico de los sistemas con aportes artificiales han incidido negativamente en el ecosistema y provocado el fracaso del proyecto de recperación.

En un artículo publicado en el último número de la revista "Quercus", los investigadores de la universidad madrileña aluden también a la falta de formación ecológica de las personas que han desarrollado estas iniciativas y las connotaciones políticas que suelen acompañar a estas acciones.

Además, afirman que la consideración exclusiva de los humedales como hábitat de aves acuáticas "ha dado lugar a actuaciones contraproducentes".

Por el contrario, defienden el mantenimiento o restalecimiento de las condiciones naturales de la zona, reduciendo al mínimo las modificaciones físicas del terreno.

Aunque los casos de las Tablas de Daimiel (Ciudad Real) y las lagunas de Villafáfila (Zamora) son dos de los ejemplos más ilustrativos de proyectos de recuperación equivocados, Carlos Montes, Santos Casado y Máximo Florín aseguran que está previsto aplicar proyectos similares de regeneración hidríca en las marismas del Parque Nacional de Doñana.

A su juicio, estas reformas convierten ls humedales en medios acuáticos artificializados, "con el agravante de ser una degradación financiada y presentada con pretensiones de recuperación ambiental".