El hongo no evitará que la planta crezca, pero diezmará la cantidad de opio que pueda producir. Lanzando esta plaga artificial, los científicos esperan que los cultivadores pierdan tiempo y dinero con unas cosechas enfermas.

Los científicos están trabajando en el Instituto de Genética de Tashkent, en Uzbekistan, justo en la frontera con Irán, Afganistán y Paquistán, área conocida por ser la mayor poductora de heroína en todo el mundo.

El plan ideado por los científicos, en su lucha por acabar con el mercado de la heroína, consiste en la producción a gran escala del hongo que sería mezclado con fertilizantes industriales. Así, podrá ser extendido por los campos de amapolas o en los campos vecinos, infectando las plantaciones.

Un portavoz del Ministerio de Agricultura y Pesca británico ha admitido que el Reino Unido está colaborando en el proyecto con capital humano, pero no ha confirmado laaportación económica, que se especula sea de 75 millones de pesetas.