La nueva versión del "Enchiridion indulgentiarum" de la Iglesia católica mantiene la obligatoriedad de "estar en estado de gracia" para alcanzar la indulgencia, es decir, haber confesado, comulgado y rezado.

Para Pedro Tarquis, portavoz de la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España (Ferede), el Vaticinao continúa aplicando la intermediación de la jerarquía eclesiásitca en la relación entre Dios y el hombre, "manteniendo n papel de intermediario con Dios que le da un estatus y poder contrarios a la Biblia".

Además, Tarquis mantiene que la aplicación de las indulgencias tanto a los difuntos como a personas que están "teóricamente" en el Purgatorio también contradice la doctrina del cristianismo protestante, "ya que entendemos que tras la muerte está decidido el destino final del hombre, sin que exista ningún apoyo bíblico a otro concepto, ni a la existencia del Purgatorio".

El portavoz de la Ferede cree que el manal de indulgencias que debe seguir el buen católico favorece, en definitiva, "o bien una falsa sensación de superioridad o bien una culpabilidad continua", que en cualquier caso no se corresponde, a su juicio, con las enseñanzas bíblicas.