El decreto regula que en los terrenos forestales, estén o no poblados de especies arbóreas, y en la franja de 500 metros que los rodea no se puede encender fuego sea cual sea la finalidad.

Especialmente, no se pueden quemar restos de poda, de aprovechamientos forestales, agrícolas o de jardinería, ni márgenes próximos a zonas forestales sin una autorización expresa del Departamento catalán de Medio ambiente y Vivienda. Tampoco se pueden hacer fuegos relacionados con la apicultura.

Dentro de las áreas recreativas y de acampada y en parcelas de las urbanizaciones, se podrá hacer fuego cuando se usen barbacoas de obra. También queda prohibido tirar objetos encendidos, basura y restos vegetales e industriales de cualquier tipo que puedan ser causa del inicio de un fuego; lanzar cohetes, fuegos de artificio u otros artefactos que contengan fuego.

En 2008 en Cataluña hubo 421 incendios que quemaron 576 hectáreas de terreno forestal. Las quemas agrícolas son la segunda causa de incendio forestal. Más del 13% de los incendios en Cataluña se producen por este motivo.

El decreto que establece la prohibición de hacer fuego en el bosque entró en vigor en 1995. La evolución de la superficie quemada en Cataluña desde entonces ha ido mejorando, excepto en 2005, en que la primavera fue extremadamente seca y el número de incendios se incrementó pero no se tradujo finalmente en un incremento notable de las hectáreas quemadas.