En una rueda de prensa en el Congreso de los Diptados, Alcaraz dijo que los términos con los que el propio Rajoy definió su propuesta son "incompatibles con el auténtico diálogo social" y revelan que se trata de una iniciativa "antiobrera", dirigida a las grandes empresas y a los "grandes poderes fácticos", que es a quienes iba dirigido el discurso.

Esta reforma, prosiguió, no contempla la negociación laboral, aunque aborda cuestiones tan sensibles como la negociación colectiva, algo que no puede admitirse en una situación en que el mercado laboralse caracteriza por el empleo cada vez más precario y por la primacía de los "contratos basura".